El viaje con mi viejo fue muy genial, charlamos, fumamos, escuchamos música y comimos las veces que quisimos. Por eso amo viajar en auto, ¿ven? porque puedo fumar cuando se me cantan las pelotas, loco.
Mi abuela está mal, un virus de mierda la está haciendo mierda (cuanta redundancia) y eso me pone terriblemente nerviosa. ¿Viste que uno piensa que la gente que ama es ... inmortal? Bueno, yo creo que con mi abuela, la frase "Yerba mala nunca muere" se aplica hasta la enésima potencia, pero este virus del orto aparentemente no opina lo mismo. Veremos que sucede.
Me quedé en mi pueblito un par de días, hablé mucho con mis viejos, eso me hizo TREMENDAMENTE feliz. Hablé de todo lo que no había hablado nunca, saqué todo afuera y ahora me siento como nueva.
Después de jugar con la Catu, pasear con mis amigos y reírme mucho, partí para Córdoba capital.
Córdoba. Qué ciudad que nunca me termina de cerrar.
Es indescriptible lo mucho que extrañaba a la gente de mierda esa que se hace llamar "mis amigos". Fuimos a pasear, tomamos mates, tocamos la guitarra, comimos en McMierda, vimos películas, fuimos a un recital (Arbolito, la mejor de las bandas) y no estuvimos ni un segundo sin parar de reír. Fue muy genial.
A él no lo vi. Aparentemente no le gusto demasiado o qué sé yo qué. La cosa se terminó acá, me parece. (Si es que alguna vez había empezado algo)
La cosa es que terminé volviéndome a Buenos Aires con un pequeño problema. Mi abuela me contagió el virus, así que tengo las piernas paralizadas del dolor, fiebre que sube y baja como si yo fuese un tobogán y ella un nenito de tres años y en cualquier momento caigo del sueño. Pero, obviamente, si la frase "Yerba mala nunca muere" se aplica a mi abuela, es más que obvio que también se aplica a moi, así que todos contentos.
Carmen y Clyo me mandaron libros para entretenerme y tengo varias correcciones que hacer, así que aquí estaré, medio muerta, mirando las letras ... como siempre.
