lunes

Más de un imbécil ...

Hablando de imbéciles, una vez me encamé a un imbécil. Bueno, no. Muchas veces me encamé imbéciles.
Creo que solo me relaciono con gente imbécil, ahora que lo pienso.
La cosa es que este imbécil en particular, destaca entre sus compañeros imbéciles, por su particular imbecilidad en la cama.
Si desde el principio dejamos claro que aunque yo te grite que pares NO tenías que parar .. ¿por qué parás?
O sea, contame chabón. ¿Qué se te pasa por la cabeza cuando te digo "cuando quiera parar, te voy a parar, no te preocupes. Si te pido que pares, no pares"?
¡Pero no! Creo que ni termine a decir "oh dios, pará" que el chabón ya se había puesto los pantalones y estaba en la puerta, como si fuera un perrito y yo hubiese apilado los bolsos de las vacaciones en el palier.
Está genial que intentes .. no sé, no-lastimarme, o lo que sea, pero tampoco nos pongamos histéricos. ¡Ni que fueras virgen!
Ahora realmente estoy dudando de la virginidad o no-virginidad del chabón. (Ok, no, eso es mentira. Ese hombre no era virgen ni aunque .. mirá .. no me hagas hablar)
En definitiva, hombres del mundo, si acuerdan antes con la muchacha (o muchacho) en cuestión que "parar" no es una palabra a la cual tengan que hacerle caso, NO LO HAGAN.
Es decir, ¿para qué toda la charla previa al placer si vas a arruinar todo ante el primer quejido?
Dios .. hay cada uno en este mundo.