viernes

Conversaciones perrunas

¡Ja! ¡Yo sé que extrañaban esto!
Resulta que ayer soñé algo que merece ser escrito. Me acuerdo palabra por palabra de este sueño. Gesto por gesto, segundo por segundo, como si realmente lo hubiese vivido. Y eso me da un poquito de miedo. Pero bueno, allá vaaamos ..


Yo era un perro. Es obvio que uno no elije lo que sueña, realmente no me gustó eso de ser un perro, pero me la banqué bastante bien. 
Estaba afuera de una casa y me estaba cagando de frío. Tenía las patitas congeladas y el viento no estaba haciendo nada para aclarar mi vista, así que me dispuse a hacer lo que normalmente hacen los perros para llamar la atención: llorar y ladrar. 
Esperaba que quién sea que vivía en la casa me abriera la puerta y me dejara entrar, porque ya que voy a ser un perro en mi sueño de mierda, podría ser un perro cuidado y calentito. Yo era plenamente consciente de que estaba soñando, como la mayoría de las veces.
La puerta se abrió y levantar la cabeza ya era demasiado así que entré directamente y vi una chimenea y dos sillones. Si bien la casa no era la de mis viejos, los sillones y la chimenea se parecían demasiado a los que hay en el living de la casa de San Marcos. Me acurruqué contra el fuego y esperé a que pasara algo. Siempre pasa algo en mis sueños. Creo que jamas soñé estar acurrucada al lado del fuego y ya, así que mentalmente me iba preparando para una hormiga mutante, spider-man o lo que sea que fuera a aparecer adentro de la casa.
La cosa es que no pensé en volver a soñar con Dante. Hacía bastante que había soñado con él por última vez y realmente ya me estaba cansando de matarlo cada dos o tres días, así que cuando apareció en el sillón, mirándome (recordemos que yo era un perro) simplemente lo ignoré.
Claro, funcionó a la perfección hasta que el idiota empezó a hablar.
- Pechocha, mirá que sos rara, eh .. ¿por qué sos un perro en tu propio sueño?
Como cuando soy humana tampoco puedo levantar una ceja (y eso era justo lo que quería hacer en ese momento) solamente lo miré y esperé a que, por arte de magia, se muriera o algo así, ya que ni sucia, ni loca, ni muerta, ni perruna iba a morderle la yugular al imbécil.
Pero el chabón no se moría, así que .. no sé cómo, hablé.
- Dante, estoy cansada, ayer corregí horas y horas, Lucio lloró como nunca y realmente no quiero soñar con cosas que me hagan pensar en vos el resto del día y en como terminaste sin una pierna o tu cabeza voló por los aires. Realmente, no tengo ganas de matarte ahora, así que lo mejor sería que te esfumes.
- Nena, es tu sueño, no el mío. No tengo control sobre lo que pasa, ni siquiera tengo control sobre lo que digo.
- ¿Ah no?
- No.
- Entonces podrías ..
- Soy homosexual.
- Querido, esto es tan genial.
- Te odio
- Ya, dejó de serlo.
- ¿Por qué sos un perro?
- ¡Qué sé yo! No está tan mal, igual. Es como ver las cosas desde otra perspectiva .. digamos, soy mas enana que antes.
- Me di cuenta.
- ¿De que color es mi pelo?
- Rubio.
- No, mi pelaje ahora, que soy un perro.
- Té con leche, diría yo. 
- Malísimo, no podía ser rosa, ¿no?
- Nunca vi un perro rosa en mi vida.
- Suerte la tuya, yo si. El caniche de la panadera es rosa.
- Ah ..
- ¿Qué soy? ¿De qué raza soy?
- No sé mucho de perros, pero a mi me pareces un golden o un labrador.
- Lo último que quería .. un labrador, malísimo.
- ¿Por qué?
- Me gustan, son lindos, pero siempre pensé que el exceso de pelo les daba calor.
- Hace frío.
- Me di cuenta.
Ahí fue cuando me di cuenta de que el imbécil estaba en remera de mangas cortas.
- ¿Así que esta vez te vas a morir de frío?
- Podrías haberme abrigado un poco mas, nena.
- No decido lo que pasa en mis sueños, Dani
- Odio esto
- ¿Qué cosa?
- Estar acá, tener que soportarte acá también.
- ¿Te creés que a mi me gusta? Creeme, no me gusta soñar con vos en absoluto.
- Ya sé
- Entonces no digas idioteces. Ninguno de los dos quiere estar acá. Es más, vos ni siquiera estás acá. Sos producto de mi inconsciente. Podría hacerte pelado, o mejor .. podría cortarte una pierna.
- Y ahí vamos de nuevo, loca. Dejá de querer mutilarme.
- Perdón, no puedo evitarlo.
- Si, claro.
Suspiré, todo lo que puede suspirar un perro. Dormir así era un asco. Tengo que aprender a manejar un poco el tema de los sueños de una vez. Dicen que si pensás en algo antes de dormir, soñás con eso .. la próxima vez voy a hacerlo.
- ¿En qué estas pensando, pechocha?
- En lo mucho que odio que me digas así.
- En realidad, estoy seguro de que te gusta, no soñarías con eso sino.
- Creeme, sueño con muchas cosas que no me gustan.
- ¿Cuáles?
- Vos sos un claro ejemplo.
- En serio.
- Qué sé yo, Dan. Pesadillas, golpes, sillas que se quiebran, gritos, cocaína, llanto. Emanuel diciéndome que no grite, que él iba a hacer que pare de doler. A veces sueño que Pamela se muere .. a veces se muere como 10 veces en un mismo sueño, la misma imagen, la moto contra el cordón de la vereda .. los mismos sonidos, el mismo silencio después. A veces sueño con la IPEA, con la mancha de sangre en frente de la cantina, la cara de Camin, sucia y aplastada. A veces ..
- Tass ..
- Callate, Dan, callate. Por favor, callate, lo último que quiero es que me tengas lástima.


Y me desperté. Evidentemente tengo que poner en practica mis habilidades sociales. Cago todo, hasta los sueños.