jueves

El verdadero cielo - Alfredo Díaz


Lo importante es el cielo.
Estoy tan convencido que lo repito una y otra vez.
A decir verdad, lo que vale es lo que me conduce hacia él. Lo demás no interesa.
En el cielo, no hay reuniones solemnes, pomposas como esas fiestas donde todo es etiqueta, protocolo, aristocracia, donde los convidados deben hacer lo posible para no bostezar y dormirse.
Mi cielo, es un lugar donde hay una fiesta eterna, donde todos se conocen, se ayudan y se aman sin decepciones y aburrimientos.
En fin, en el cielo, siempre es navidad.
Quienes pueblan el cielo, vendrán a mi encuentro. No son como lo representa aquí en la tierra.
No estoy para nada interesado en convivir con esas figuras estáticas y gigantes de percepción que nos sugieren las monumentales estatuas que hay en Roma. Tampoco estoy interesado de vivir en la eterna compañía -¡Leé bien! ¡Eterna!- de los personajes melosos y derretidos que pululan desgraciadamente, gracias a la decadencia y comercialización del arte sacro en la mayoría de nuestras iglesias.
Menos me seduce la idea de vivir en compañía de los monstruos del arte moderno, robots angulosos y agresivos, ausentes de todo calor humano.
En el cielo, estoy seguro, voy a vivir con la buena gente del mundo, gente de carne y sangre. Gente como la gente.
Mi cielo es este, mi cielo es así.
Y es en el que yo pienso cuando repito como ahora: “Lo importante es el cielo”.
Mayo 2012 

Alfredo Díaz