lunes

Kramer: El antropófago de Miami

Resulta que hoy en día, cualquiera es zombie.
Hace un ratito, charlando con mi amigo Diego, me enteré que el sábado, en Miami, un hombre desnudo y, supuestamente, con una sobredosis de LSD, atacó a otro hombre desnudo (dios, ¿qué pasa en ese lugar? ¡tengo que mudarme!) a la cara.
Cuando digo atacó me refiero a que, literalmente, le comió los ojos y la nariz. Es decir, señoras y señores, los zombies existen.


La situación (según google) fue más o menos así:
Señor con sobredosis de LSD camina por la calle.
Señor con sobredosis de LSD se saca la ropa, ya que, aparentemente, esta droga aumenta los niveles de temperatura corporal cuando se abusa de ella.
(ah, estoy mas periodista que la mierda, jaja)
Señor llama a su otro amigo drogado.
Amigo drogado se saca la ropa.
En vez de homosexualizarse y tener sexo en pleno Miami, empiezan a pelearse.
Señor ataca a Amigo drogado.
Señor comienza a comerse la cara de Amigo drogado.
Amigo drogado sufre(?).
Un peatón los ve y llama a la policía.
Policía trata de detenerlos.
Señor sigue comiendo.
(¿Qué tan rico puede ser eso?)
Policía apunta y dispara una vez.
Señor, como quien no quiere la cosa y con un tiro en la espalda, sigue comiendo.
Policía apunta nuevamente y dispara por segunda vez.
Señor muere, finalmente.
Amigo drogado sobrevive. No tiene cara.
Señor le arranco los ojos con los dientes antes de morir.
Ok, esto es too much.

Varios habitantes de Miami fueron entrevistados por distintos canales, pero hubo dos en particular que llamaron mi atención:

"Esto es serio pero también da risa. Cuando me enteré por la televisión pensé que era una broma. Después, mi marido me dijo que era un zombie'", dijo a ELMUNDO.es, Margarita Álvarez, una colombiana que, pese a todo, no sale de su asombro.


"Esto va a ser así toda la semana. A lo mejor el antropófago me va a proporcionar alguna paga extra", dijo esperanzado a ELMUNDO.es, Darius Smith, un chófer de autobús de la ruta L, que diariamente cruza el viaducto McArthur (donde ocurrió el accidente).


Quizás todos estén equivocados y lo que realmente pasó fue que Kramer se tomó un avión a Miami, se emborrachó con un par de yankees y al mediodía del sábado, después de ponerse de pepa hasta la enésima potencia, encontró una victima por ahí. Claro que, estando tan pasado de rosca, no pudo ubicar el corazón y patapum, se comió la cara.
Viejo, si fuiste vos. ¿Qué necesidad había de irse hasta allá? Podías comerte uno de por acá y ¿¡sabés como nos llenábamos de guita!?

"¡Pase y vea al antropófago! ¡Dos pesitos la entrada!"