viernes

Linea D - Congreso de Tucuman

Esto fue mas o menos así:
Resulta que en mi barrio hay muchas disquerías, así que no es cosa de locos que a mi se me peguen diecisiete mil canciones al día.
Y entonces, es normal que vaya tarareando "Miranda" mientras voy al laburo. Como también es normal que llegue tarde, y que, por culpa de "Miranda" no pueda concentrarme en subirme correctamente al subte.
A veces casi casi que me tomo el subte que va a Catedral, en vez del de Congreso de Tucuman. (Si, ya sé. A mi no me pagan, porque no vale la pena)
Y lo más normal de todo es subirme al subte, (repito: tarareando "Miranda") y llevarme puesta a una señora con un bebé, que a su vez se tropieza y codea a un señor de traje con cara de malo. El señor pierde un poco el equilibrio y debe agarrarse a una mujer que tiene los tacos mas altos del mundo, que (y por culpa de esas mierdas que lleva en los pies) casi casi se cae arriba de un adolescente con el pelo desteñido que (puta madre!) escucha cumbia villera (mas precisamente "Te Amo" de McCaco) a todo lo que da.
Todo esto, ¿culpa de quién? Si, gente. Mi culpa.
Y yo, totalmente inocente, sonrío un poquito y me acomodo cerca de la puerta, para intentar (si, intentar) no matar a nadie en lo que queda del trayecto.
Lo anormal, esta vez, fue (sin duda alguna) el pibe que estaba al lado mio (al cual yo no había visto) y su sonrisa boluda.
Resulta que este pibe (que voy a decirlo desde ya: es un imbécil) se estaba riendo de mi, ¡Si! ¡DE MI! y de mis problemas para subir a un subte sin convertirme en una homicida serial.
Así que ni bien vi que se reía, lo miré con cara de orto y le di la espalda.
¡Gran error, señoras y señores! ¡Jamas le des la espalda a tu enemigo!
Porque el infeliz (con su sonrisa boba) ¡me habló! ¡Si, me habló! (es que es raro que te hablen en esa lata de sardinas, digo, subte)
Me dijo algo así como "Linda frutilla" (Porque tengo una frutilla tatuada en la espalda, yo, si, yo)
Y yo "¿viste? ¡increíble!"
Y él "ok, que carácter"
Y yo "si no te hubieras reído de mi, te estaría sonriendo como una boba y diciendo gracias o algo así"
Se calló la boca, el muy infeliz y ahí pude mirarlo bien.
Lassstima, lassstima.
No debería haberlo mirado bien, porque el tipo estaba mas bueno que comer pollo, cabrito y chancho con la mano.
La cosa es que creo que es un problema de mis hormonas o de mis ojos (o de mi en general), porque evidentemente se notó que lo estaba mirando de "esa forma" y el muy descarado me sonrió como diciendo "nos bajamos y vamos a mi casa, que tengo un vino y una cama king size"
(Que exagerada que soy)
Y así fuimos, mirándonos como dos imbéciles, desde Callao hasta Bulnes (ambas, paradas de la puta Linea D, del puto subte, de la puta Buenos Aires)
La cosa es que yo no tenía que bajar en Bulnes, pero no sé porque carajo, el pibe pensó que si, y me dice: "Te bajas?"
Y le dije "duuh, no, porque?"
Y él todo muy "ay, que linda que sos", me dice "Por nada, quería saber".
Así paso la otra mitad del trayecto, hasta que llegamos a Plaza Italia y me tocó bajarme, y claro (era de esperarse) el bastardo se bajó también.
Y ahí fue cuando él saco el cartelito de la Feria del Libro y yo también.
Y también fue ahí cuando nos miramos (digo, realmente nos miramos) y nos reconocimos.
El pibe labura en el stand de EE.UU, que no solo es una mierda, sino que además esta cerquita mio, la puta madre.
Y ahora ¿qué será de mi? no voy a poder concentrarme.
Nunca. Nunca más.