lunes

España

- ¿Qué coño quieres?
Me quedé mirando al cantinero, creo que era la tercera vez que me preguntaba lo mismo
Hace dos semanas que estoy en España y, sin animo de ofender, a mi entender los españoles se dividen en tres tipos de personas; primero están aquellos que creen que nosotros, los argentinos, somos una copia trucha de ellos y les "robamos y destruimos" el idioma; luego tenemos a los "simpatizantes", los que tienen familia en argentina o por alguna razón les parece "sensual" nuestra forma de hablar (esto ultimo realmente no lo entiendo). Al final de la lista están los que no les importa un carajo de donde sos, quien sos o a donde vas.
El español que tenía enfrente pertenecía, sin duda alguna, a los primeros que nombré. 
-Umhh - dije, pensando en que iba a tomar.
El cantinero me miró con un poco de lastima, y, en un ingles muy mal llevado me dijo
- ¿Spic spanich?
Estuve a punto de decirle que, si hablaba español era gracias a él y a su país, pero en realidad esa frase de mierda no va conmigo. Si hablo español es porque nací en un país de habla hispana, porque mis viejos me hablan en español y porque fui a un colegio de mierda en el que los profesores me enseñaban castellano.
No puedo decir que hablaría quichua o mapuche de no ser por España y su conquista de porquería (aunque admito que me encantaría hablar guaraní)
No puedo decirlo porque no tengo sangre indígena, porque mis abuelos eran inmigrantes, colonos, italianos.
Sería hipocrita si dijera "Ustedes nos sacaron las tierras, nos robaron lo poco que teníamos, violaron a nuestras mujeres y nos pusieron a laburar como esclavos", entonces, no lo digo.
Porque nunca fui la dueña de la tierra y no tengo nada que ver con los indígenas.
Soy europea. Mi piel es mas blanca que el papel, mis ojos demasiado claros, mis rasgos casi nórdicos, y por si fuera poco, mi altura y contextura física me tilda más de sueca que otra cosa.
No tengo sangre mapuche. No soy de ahí. ¿No soy argentina?
El muy pesado chasqueo los dedos repitiendo
- ¿Iu spic espanich?
- Si, si hablo español. Solo estaba pensando en que pedir - dije, un tanto enojada.
- Bien
Mire la lista de tragos por décima octava vez.
Al rato, el-español-más-pesado-del-mundo, alias: "el de la barra", volvió.
- ¿Y bien?
- Un gin tonic, por favor. Y si podes mandarle una rodajita de hielo, mejor.
- ¿Argentina?
Me quede mirándolo de nuevo. ¿Soy argentina?
Hablo argentino, si. Puteo argentino, si. Tomo mate, si. ¿Duermo la siesta? no. Tengo a Pugliese en la puerta de mi casa, quizás eso me da los puntos extra que necesito después de ese "no duermo siesta".
Sé bailar cumbia villera y bailo cuarteto mientras canto con Rodrigo, la Mona y esos. Sé de que me hablan cuando me dicen "los setenta".  Sé historia Argentina. Nací en Argentina. Soy del Río de la Plata, ¿no?
¿Es importante, para mi, saber de dónde soy exactamente? no lo creo.
Yo soy de donde me sienta cómoda, soy del lugar que me haga feliz.
Soy del mar, de las montañas, del río, de los océanos, de la nieve, de la planicie, de las llanuras y de las mesetas. Soy del trópico, soy del sur, soy del norte.
Soy de donde viva la gente que amo. Soy de mi casa.. Mi casa está donde está mi corazón.
Y mi corazón esta diseminado por el mundo.
Yo soy del mundo.
El cantinero, que seguro debe pensar que soy una retardada mental, repitió
- ¿Eres argentina?
- No, en absoluto.


Cherka