lunes

Buenos Aires - Frankfurt

Necesito estirar las piernas, pensé.
No había calculado que 14hs arriba de un avión iban a ser tan terribles.
Las tres primeras horas fueron extremadamente divertidas. Mirar a la gente, observarla de cerca sin que me importe una mierda, fue genial. 
A la cuarta hora vino el "tema de la comida" y fue una aventura con todas las letras. Las azafatas alemanas no entienden nada y solo sonríen mientras le señalas lo que querés. Después miré una peliculita, como quien no quiere la cosa.
Habían pasado 6 horas y yo ya quería bajarme, necesitaba un cigarrillo con desesperación y no soportaba los ronquidos del pibe lindo de al lado.
Si, me toco un pibe lindo, pero después de escucharlo roncar decidí que eso de que "las apariencias engañan" no podía ser mas cierto.
El viejo que estaba en diagonal a mi estaba casi tan incomodo como yo. Debía medir un metro noventa, a juzgar por los ruidos de sus piernas intentando acomodarse, como las mías.
Esto de ser larga es una mierda, me dije.
Cuatro horas mas tarde ya sabía con exactitud cuantos bulones había en el techo y la cantidad justa de pelos que tenia en la cabeza el tipo de adelante. Había escuchado todas las canciones de mi MP3 (me las sabía de memoria) y hasta me había aprendido de pí a pá las instrucciones para evacuar en caso de emergencia. 
Mierda, soy un desastre de nervios y adicciones, puteé por lo bajo.
Con suerte, en medio de tanto alemán, nadie iba a entender nada de lo que dije, pero como la suerte es una perra conmigo, el viejo que nombré antes se dio vuelta y me sonrió.
- ¿Primer vuelo? - medio me susurró.
- Fumadora oficial - contesté en el aparente "idioma de pasajeros de avión".
- Ya llegamos - respondió y lo miré con cara de "¿Estas loco? ¡Faltan mil horas!"
Cuando el viejo decidió que yo, evidentemente, no estaba lo suficientemente cuerda como para entablar una "conversación de pasajeros de avión", se dio vuelta y ojeó una revista.
Miré el gabinete que tenía en el respaldo del asiento delantero y saqué una revista yo también.
Diéresis en cualquier lugar y millones de consonantes me miraron desde la pagina 12.
¿Cómo carajo entiende un argentino esto?
Me decidí, entonces, a leer las palabras al revés, intentar encontrarle sentido a las oraciones y terminé con la revista mas loca y entretenida del mundo.
Lo que hace el alemán en las personas, dios.
Llegó un punto que hasta me dio bronca no entender nada. Quería que alguien me dé un curso intensivo ya mismo. Empecé a desesperarme.
Ausziehen puede significar ausencia. No. Sería demasiado obvio, y esto es alemán. Ausziehen, ausziehen. 
Pensé en la pronunciación y me acordé de La Novicia Rebelde.
En un momento de las mil y una canciones, había una en la que decían algo así como "Aufidensen". Eso suena parecido, quizás.  Ese "Aufidensen" era chau, me parece. Puede significar "salir" o "despegar", teniendo en cuenta la revista.
Así aprendí mis primeras palabras en alemán.
En medio de mi fantástico no-aprendizaje, escuché:


Passagiere Herren, zum Flughafen Frankfurt begrüßen zu dürfen.
Bitte bleiben Sie sitzen mit Ihren Sicherheitsgurt bis zum vollständigen Stillstanddes Flugzeugs befestigt ist und dass die Signale sind ausgeschaltet. Seien Sie vorsichtig beim Öffnen der Gepäckfächer und überprüfen, dass sie alle ihr Gepäck und persönliche Gegenstände zu tragen. Im Namen der Fluggesellschaft, dem Kommandanten und der gesamten Crew, nahmen wir Abschied von euch in der Hoffnung der Flug mit uns hat zu seiner Zuneigung und Vertrauen, daß Sie wiederan Bord gewesen.



Alemania, no sé que carajo acaban de decir, pero decíle hola a tu nueva integrante durante las próximas 5 horas.


Cherka