lunes

Oh-fuck ¬

Claramente, hoy NO es un buen día.
Primero, la ducha. Oh-por-el-amor-de-todos-los-insultos, ¿EN QUÉ CARAJOS ESTABA PENSANDO CUANDO ME METÍ A BAÑAR?
El agua salió helada. Me congelé hasta las ideas que no habían llegado a mi cerebro todavía y (como si CLARAMENTE esto no fuese ya SUFICIENTE) el agua caliente jamás llegó, lo que quiere decir que SI, señoras y señores, me requetecontrarequereteremil cagué de frío.
Segundo, el café. Pero la puta madre, loco, ¿CÓMO ES POSIBLE QUE A ESTA ALTURA YO, LA REINA DEL CAFÉ, DEJE QUE MI HERMOSO LIQUIDO OSCURO Y DELICIOSO SALGA FEO?
Un asco. Realmente, no había probado jamás un café TAN horrorosamente horroroso.
Así que después de toooooooodo eso, me prendí un pucho mientras masticaba la primera tostada "uniforme" del día y ahí fue cuando ¡PATAPUM!, pasó la tercer cosa: Estornudé.
Ustedes, a esta altura, creeran que no es la GRAN cosa. Pero lo es, porque ni bien terminé de estornudar, me di cuenta de que me sentía mal (en realidad, me siento mal).
Quiero aclarar, antes de "cerrar este capítulo", que NO. No estornudé arriba de la tostada y tampoco estornudé con el pucho en la boca. ¡Dejen de pensar en escenas que me empatetiquizan aún más, por favor!
Y así, señoras, señores, mierdas e idiotas, empieza otro patético día en la vida de vuestra humildísima servidora.