jueves

Lucky no está, Lucky se fue.

El gato de mierda, este. Si, ya saben de quién hablo. Luke Skywalker, hijo de Dart Vader y aquí, la doña. (tuvimos sexo salvaje una noche y salió eso)
Decía. Mi gato se fue. Se escapó.
Y estoy triste, así que voy a contar la historia de nuestras vidas.
Lucky llegó a mi como un golpe de suerte. Si señoras y señores, por eso su apodo es Lucky Strike. Y si loco, mi gato tiene nombre Y apodo. ¿Y qué?

Y ahora escribo en Helvetica, porque mi gato se lo merece.
Entonces, llegó a mi vida en plena feria del libro, en una mochilita, adentro de un taxi.
Vivimos tantas cosas juntos. Lo encerré en la heladera sin darme cuenta, se quedó dormido entre las hornallas prendidas, me meó las pantuflas rosas, rasguñó a mis amigos, interrumpió un polvo y mil cosas más.
Lucky se subía a mis hombros y caminábamos por la casa juntos. Yo le contaba cosas, él me miraba.
Fue el primer ser vivo que supo lo que me había pasado a los 14 años. Me lamía la cara cada vez que lloraba por eso, se acurrucaba calentito entre mis brazos y leíamos novelas de mierda juntos. Me salvó la vida en muchos aspectos y .. y .. 
Dios, lo extraño tanto.

Hace una semana y algo que estoy durmiendo en la casa de mi hermana Lucila, porque ella se fue de viaje a las Europa's, así que dormía allá y volvía a mi casa todas las tardes a estar un rato con Luck y a dejarle comida y piedritas nuevas.
Resulta que ayer vine, y el gato estaba re-bien.
Hoy llegué y ... no estaba.
No está, no estaba. Se fue.
Y dios mio.
Duele.