sábado

Küber-Ross

“Cuando hables, procura que tus palabras sean mejores que el silencio”
Proverbio Hindú.

 Matías, matías ...

Küber-Ross, (Que sabrá dios como se pronuncia) según el libro de psicología que estoy leyendo, dice que el dolor tiene cinco estadios:
1) Negación.
2) Ira.
3) Negociación.
4) Depresión.
5) Aceptación.

ACEPTACIÓN? Ni una mierda de aceptación. Ross no entendía nada. No existe la aceptación. NO EXISTE.

La negación creo que nunca la pasé, y estoy segura de que no voy a salir de la ira. Me es imposible pensar en una negociación y estoy deprimida desde que el dolor empezó. Pero no voy a aceptar nada.

No creo que Ross se haya referido a este tipo de dolor cuando lo escribió.

Esto empezó más o menos así:

"Te odio, justo ahora. Ahora, sí. Mirame cuando te hablo. Te odio." 


Y entonces él dijo: "Pero yo te quiero… Solo que el otro día se me complico!"

Y le grite: "JA! Sí, claro. Vos me querés, ella me quiere, el también me quiere, todos me quieren, pero cuando hay que demostrarlo parece que soy un perchero, una boluda total. Mirá mi chica, mirá como dibuja mi chica, mira como escribe mi chica, mi chica hace mil cosas a la vez, mi chica esto, mi chica lo otro. ¿QUE SOY? ¿TU STAND DE MUESTRA? Y después de toda la muestra y la veneración PUM, me mentís, me usas! Eso, ME USASTE DE FACHADA PARA LO QUE SEA QUE HACES CUANDO NO ESTAS ACA(Esta bien, lo admito. Cuando uno está muy enojado, no dice nada coherente, y tiende a distorsionar todo, pero bueno…)

Claro, es que él antes había usado esta famosísima frase: "Hoy no puedo nena, se me complicó. Pero, nos vemos esta noche, no?" Se me complicó ... Se me complicó .. Se me complicó. Ésta se me complicó.

Te vi. Te vi con esa. Sucia. Fea además. No puedo creerlo.

(Yo se que lo vi, porque estaba paseando al perro en la esquina de Tucumán y Riobamba. Y él estaba ahí. Me había dicho que iba a ir a laburar, y yo no soy una mina celosa, así que me chupa un huevo donde vaya. Yo confiaba en él, y ahí estaba el muy sucio. Abrazándola. Tocándola. Se manoseaban en la esquina, mientras el imbécil de mi perro cagaba en el arbolito de mierda. Saliva por todos lados, un poco mas y la muy gata gemía ahí, en plena calle. Y ella le apretaba el culo. Y lo único que podía pensar yo era: “LE ESTA MANOSEANDO EL MISMO CULO QUE YO TOCO TODAS LAS NOCHES! ESE MISMO”. Un asco.)

"Ah, otra cosa."
"Qué?"
"No vuelvas, nunca pero nunca más. NO-VUEL-VAS".
"Porque me echas así? No podemos hablarlo .. como amigos aunque sea?"
"No, no podemos. Porque no quiero ser tu amiga. Nunca quise ser tu amiga. Yo quería dormir con vos, llorar con vos, reírme con vos, hablar con vos, hacer todo con vos, existir con vos. Pero ser amigos no estaba en mis planes. Nunca lo estuvo. Me hiciste mierda."

Llanto. Llanto. Llanto. Y un poco mas de eso también ..
Arrepentimiento. Dolor. Mierda. Odio. Llanto. Dolor de nuevo. Más arrepentimiento. Angustia. Llanto de nuevo. Ira. Odio. Frustración. Más frustración. Un poco más.
Dolor. Dolor. Mierda. Abandono. Y mucho, mucho más de eso.

Soledad.

Y entonces otra vez lo mismo.

Mas dolor, mas llanto y miles de “te lo dije’s” de parte de mis amigas, de mis hermanas.

Las diferencias siempre se notaron. (Demasiado)

Lo conocí hace dos años, en un bar. Descontrol, alcohol, risas. (El tenía 27, yo 17.) El vivía en Buenos Aires y yo en Córdoba, así que la relación al principio, era un poco inestable, hasta que me mudé. Los dos sabíamos que no iba a funcionar. Los dos lo intentaMOS. (Que quede claro que lo intente más que él.)

Me acuerdo que lo primero que me dijo fue “Tenés los ojos verdes Coldplay”. Yo me reí y le dije que, si él quería, podía ser su roca. Date una idea de lo que respondió.

Nunca nos pusimos de novios, pero ni bien yo me mudé formamos el acuerdo tácito de que ninguno debía estar con nadie más. Yo creo que, a mi manera, lo cumplí. Él no.

Él era lo suficientemente capitalista y fascista como para que, cada vez que hablábamos de política, yo quiera matarlo y hacer desaparecer el cuerpo. Lamentablemente, nunca llegué a tal punto.

Yo era lo suficientemente marxista como para que él se armara imágenes de muerte y violación (mi cuerpo decapitado y todo) en su cabeza. 
Nunca lo hizo, claro está.

Él trabajaba. Se había recibido de chef, y estaba estudiando cultura oriental.

Yo estaba en la secundaria, laburaba de noche y juntaba plata para mudarme a Buenos Aires, y poder estar cerca de él todos los días. (Si, él era una de las razones. Pero existían muchas más. Como que me echaran de mi casa, por ejemplo)

Él buscaba una relación sin compromisos. Siempre había tenido suerte en el amor.

Yo quería tener algo SANO y serio por primera vez en mi vida. A los 14 me había enganchado con un drogadicto que me golpeaba y antes de dejarme tirada en la calle me había robado. Y los 16 había salido con un sociópata del cual me costó despegarme, porque cada vez que pretendía dejarlo me gritaba “SI ME DEJAS, ME MATO! ME MATO, ENTENDES?”. (Que quede claro que la segunda vez lo hice, y tuve que correr al hospital con el tipo lleno de sangre, las muñecas descosidas y mi cerebro hecho puré de calabaza.)

Nada. Se entiende? No teníamos NADA en común. Pero, nos llevábamos bien. El sexo era perfecto. El desayuno siempre estaba rico. La vida era buena.
Si, ERA buena. Hasta que llego ella, a manosearle el culo y a frotarle las tetas en la nariz, y ahí empezamos con:

Te odio, justo ahora. Ahora, si. Mirame cuando te hablo. Te odio” …

Honey you are a rock
Upon which I stand
And I came here to talk
I hope you understand
The green eyes, yeah the spotlight,
shines upon you
And how could, anybody, deny you
I came here with a load
And it feels so much lighter now I met you
And honey you should know
That I could never go on without you
Green eyes..

“¿Y cómo podría, quien sea, rechazarte?” .. Claro.


Cherka – Agosto 2011